Parcial mente nublado.
Elizabeth Soto.
(Poesía, 2017)
*
Hay un caracol plateado refulgente tras la puerta,
las alas de un ángel muerto hoy rondan sobre mi cama,
en mi útero,
las montañas están tapadas de agua,
de barro,
de sal,
las botellas flotan
una
una atraviesa la mano de mi padre,
fluyen colores,
lágrimas.
nos desprendimos de las cosas materiales,
para ser simples ideas vagabundas.
me hacés lugar en tu casa?
me hacés un lugar para refugiarme de la lluvia?
me prestás medias secas?
el agua lavó todo, menos nuestras heridas
*
En el útero tengo ramificaciones
me gustaría llorar por eso
y así parecerme más a vos
nariz imperfecta
ojos negros
somos semillas movidas por el viento
que no van a tener raíces
pretéritos pluscuamperfectos
en este momento soy Anna O
tratando de sacarme todos los complejos
la lluvia no para
no paro de escribir
digo tu nombre?
digo tu nombre para que vuelvas, trepes las paredes y me rescates
piedra – rayo
refulgente como aquel caracol prendido en la puerta
la puerta que pronto se va a caer
cuando los vecinos intenten abrirla
salir de casa, para qué? afuera sigue la inundación
i n u n d a c i ó n
gente inundada
perros flacos, lomos pelados
casa humedad
es de noche y en el barrio se cortó la luz
*
Me gusta cuando amanece y estás aquí
inundado como yo
como mi casa
mi casa de sal, que se destrozó con la lluvia
con el agua, con el barro,
tal vez
lloramos al ver hundirse los libros
pero reímos al ver nadar al perro
el agua se lo llevó
el agua se llevó todo
entonces sube una mujer igual a mí en el colectivo
está embarazada
nos miramos y somos una
se toca la panza y siento que algo se mueve en mi
algo que quiere gritar
algo que patalea
hay algo en mis entrañas que se mueve
que me estira las vértebras
que quiere nacer
dejo que el miedo se haga canción oscura
y lloro en silencio,
voy sentada en el último asiento
vomito
bajo del colectivo a toda velocidad
me pierdo en las calles de tierra de un barrio que no conozco
entre mi piel llevo humedad, llevo muerte,
llevo sangre,
llevo soledad
pronto llevaré olvido