martes

Ningún Poema



Ningún Poema
Fernanda Salas
(Poesía, 2019)


10/8

Mi vecino de oficina stalkea hombres.
Lo veo de lejos pasar fotos
mientras escribo notas.
El trabajo es un lugar siniestro:
Nadie recuerda sus sueños.
Todos bailan el murmullo institucional.
Ruido de puertas.
Robo de sillas.
Todo mientras él ve fotos
y las oculta entre archivos.
Yo envidio la calidad de su máquina,
con la mía sólo puedo repasar noticias.
El horror del mundo
se abre para que me informe.
Desahuciada escribo
poemas inútiles
en hojas resma,
a4,
80 g/m,
dobladas al medio,
lapicera trazo fino.
A escondidas del jefe.
Aquel sigue pasando fotos.
Sospecho que se pajea en el baño.



(Domingo)

En casa se esconden gatos.
Manchas de humedad
que son gatos monteses.
Ojos brillosos de siameses de juguete
en el foco de la cocina.
Alguna grieta que son bigotes
o al revés.
Nos conformamos con eso
porque somos alérgicos.
Así vamos por los rincones
dando nombres reales
a gatos imaginarios.
Todo depende de la hora
y la temperatura
tenemos
a Colita o Prince,
a Fofo o Power Ranger Rosa.
Lástima mi alergia.
Se diría que nuestra casa está colgada
de una palmera
o de un hilo.
En ocasiones
abrimos las ventanas
sólo para imaginarnos pájaros,
para sabernos.
Aunque es raro
que los pájaros amen a los gatos
o poco probable,
pasamos noches enteras
calculando eso
o las sombras que proyectaremos
el próximo verano.
Dudamos.
No sabemos de la existencia
del mar,
inventamos barcos
para mecernos
y ovillarnos
gatunamente
hasta quedarnos dormidos.

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